viernes, 20 de diciembre de 2013

Hoy es tu día

HOY ES TU DÍA



 Hoy es tu cumpleaños, por si no te habías dado cuenta yo te lo recuerdo muy amablemente. 
1089 días han pasado desde que te vi por primera vez y creo que he pasado contigo el tiempo suficiente como para saber que si llevas un par de días intentando no mirar el móvil es porque seguramente estarás en tu habitación estudiando para los exámenes de enero. Habrás previsto que el sábado, de una forma u otra, acabarás celebrando tu cumpleaños, y el domingo también lo tienes algo completo, con lo cual habrás decidido dejar parte del trabajo hecho.

Podría anotar cincuenta y dos cosas de ti que observo con asiduidad y que de una forma u otra te describen muy bien, pero no escribo por eso. Hoy simplemente es tu día. Hoy haces unos muy dulces dieciocho años. Hace cosa de un año, o incluso unos 8-9 meses, cuando veías que tu grupo de amigas comenzaba a hacer la mayoría de edad y tu continuabas siendo la "peque" del grupo seguro que tenías muchas más ganas de cumplirlos que hace un mes o que hoy mismo. Por no hablar de hace unos años, cuando salías los sábado y la adrenalina a la hora de entregar el DNI al portero del Tribeca o de cualquier otro lugar era solo comparable a la de que alguien juegue con un chicle en su boca cuando está encima de tu cabeza. 

Lo siento, me estoy yendo bastante del tema. No quiero darte un felicidades porque...no entiendo por qué se dice esa palabra. Felicitas a alguien por el esfuerzo que realiza para elaborar un trabajo, sacar buena nota en un examen, ganar un partido...pero ¿por qué lo haces en su cumpleaños, por conseguir llegar vivo?: "Felicidades tío, ya pensábamos que no llegabas vivo al cumple. Buf, felicidades en serio, has conseguido mantenerte respirando otro año entero. Te vamos a poner una calle." Lo más probable es que la avalancha de mensajes y llamadas en tu móvil sea tal que te den ganas de lanzarlo lo más lejos posible. O no, quién sabe. Pero yo no me arriesgo a contribuir a esa catástrofe, que no estás guapa cuando te enfadas ni cuando te pones tensa.

Te doy las gracias por estar ahí, de una manera u otra. Desde que te vi por primera vez hay algo que me une a ti que es irrompible, para bien o para mal, por gracia o por desgracia. Nosotros, con el tiempo, hemos contribuido a que ese algo sea más fuerte y que, un día como hoy, tras arco-iris, anocheceres, puestas de sol y la mayor de las tempestades, mi único deseo es que leas ésto para, con mi humilde texto, esbozar una pequeña sonrisa en ti. Al fin y al cabo, escribir es mi fuerte... o al menos eso se supone. Olvídate por un día de todo: olvídate de estudiar, olvídate de mirar el móvil, olvídate de contestar a cada mensaje y de estar pendiente de nadie, olvídate de todo lo que te ronda la cabeza, olvídate de mí si quieres, pero hoy, es tu día, así que agárralo y exprime hasta el último de sus minutos, porque ese zumo es tuyo.

Releeré ésto una y otra vez y seguro que lamentaré haberme olvidado de añadirle muchas cosas, pero una vez me pongo a escribir olvido por completo las ideas que quería plasmar en el folio. Gracias por estar ahí, preciosa. Que nada ni nadie te cambien, porque tu vales mucho. Sé que aún me queda mucho por vivir y que habrá muchas cosas en este texto que podrán contribuir al doble sentido por desgracia, pero he de decir que haberte encontrado ha sido el mayor tesoro que la vida me podía regalar. No te alejes demasiado de este escritor solitario para el que eres el primer pensamiento cada mañana. Y recuerda que hoy, es tu día.

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